El mes pasado, mientras que California estaba en medio de una megasequía, el gobernador Gavin Newsom anunció un plan enfocado en “la urgente necesidad de conservar el agua” frente a un futuro más seco y caluroso como consecuencia del cambio climático. El plan describe acciones para “transformar la gestión del agua” y pide a los residentes de California que hagan su parte para ahorrar agua.
Sin embargo, el plan no hace nada para limitar el uso de los suministros de agua cada vez más escasos de California por parte de uno de los principales impulsores del cambio climático: la industria de petróleo y gas.
Un análisis de Inside Climate News de datos recopilados por la División de Gestión de Energía Geológica de California (CalGEM, por sus siglas en inglés) demuestra que agua de alta calidad está siendo desviada de los suministros de uso doméstico y agrícola, principalmente en el condado de Kern, para extraer crudo pesado de algunos de los yacimientos más contaminantes del mundo.
El análisis también revela problemas serios con la calidad de los datos recopilados por CalGEM que hacen muy difícil determinar la cantidad de agua utilizada para producir petróleo—a pesar de una ley de 2014 que supuestamente iba a reformar el proceso de reporte de uso de agua de la industria para lograr mayor transparencia.
La extracción de petróleo y gas en California utiliza decenas de miles de millones de galones de agua cada año. Además, genera cantidades masivas de aguas residuales, también conocidas como “agua producida”, que ascienden a la superficie con los combustibles extraídos. Esta agua producida contiene sustancias químicas cancerígenas que son añadidas para facilitar la extracción, compuestos dañinos derivados del petróleo y elementos tóxicos naturales como arsénico y radio.
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Donate NowAunque la mayor parte del agua que se inyecta en los pozos para extraer petróleo es agua producida reciclada que se reúsa para obtener más petróleo, algunas técnicas de extracción requieren agua de alta calidad. En estos casos, puede ser más barato comprar agua limpia de proveedores municipales que tratar el agua producida para eliminar sus contaminantes.
Como el petróleo que se extrae en el condado de Kern es muy viscoso y los pozos muy viejos, la extracción de petróleo crudo pesado en esta zona requiere más agua y cantidades desproporcionadas de agua de alta calidad comparada con otras regiones de California.
El condado de Kern produce alrededor de tres cuartas partes del petróleo y gas en tierra de California. Sin embargo, sus pozos representan más del 99,5 por ciento del agua de alta calidad usada para la extracción de combustibles fósiles en todo el estado de California, según el análisis de Inside Climate News. Si no fuera así, esta agua podría abastecer granjas y municipios que han tenido que racionar sus suministros de agua.
En el resto del estado, solo alrededor de una centésima parte del uno por ciento del agua utilizada para extraer petróleo y gas provino de fuentes marcadas como aptas para uso doméstico o irrigación. Pero en el condado de Kern durante el mismo período, la cifra fue de casi el 1,3 por ciento, equivalentes a más de 1500 millones de galones. Esta cantidad podría abastecer a 2300 hogares durante ese mismo tiempo.
Esta agua de alta calidad proviene de dos fuentes principales: masas de agua en la superficie y sistemas de agua domésticos, que CalGEM define como destinados principalmente para uso residencial o comercial.
Desvío del proyecto estatal de agua
En marzo de este año, los funcionarios del agua de California redujeron las asignaciones del Proyecto de Agua del Estado, un sistema masivo de presas y cuencas que transporta agua de lluvia y nieve derretida desde las montañas de Sierra Nevada hasta el sediento sur de California, al 5 por ciento de las cantidades solicitadas por la mayoría de las agencias de agua. Los funcionarios dijeron que las reducciones eran necesarias durante el comienzo del año más seco en más de un siglo.
Para ayudar a los agricultores a hacer frente a estas restricciones, la Junta de Aguas de Central Valley de California permite que las compañías petroleras vendan el agua producida que esté menos contaminada, sobre la base de estudios que el mismo organismo supervisó para demostrar que el polémico uso de esta agua es seguro para el riego. Sin embargo, una investigación de Inside Climate News encontró que los propios miembros del panel de expertos de la junta de agua cuestionaron esa conclusión y que la empresa contratada para realizar el estudio tiene vínculos estrechos con Chevron, el mayor proveedor de las aguas residuales.
La industria se ha jactado de proveer una fuente confiable de agua a los agricultores en el árido estado de California. Pero como muestra el análisis de datos de Inside Climate News, la industria al mismo tiempo está utilizando agua dulce que de otro modo podría abastecer a las granjas.
La mayor parte del agua superficial inyectada en los pozos del condado de Kern, más de 645 millones de galones en total, fue redirigida del Proyecto de Agua del Estado. Entre 2018 y 2021, Berry Petroleum, una empresa con sede en Texas que desarrolla reservas de petróleo convencional en California y Utah, utilizó alrededor de dos tercios de esa agua. Berry Petroleum no respondió a nuestra solicitud de comentarios.
En los últimos años, el desvío de agua del Proyecto de Agua del Estado para los pozos de petróleo y gas ha bajado de más de 234 millones de galones, en 2018, a alrededor de 58 millones de galones, en 2021, según datos de CalGEM. Pero el hecho de que cualquier cantidad de este recurso cada vez más escaso todavía se esté utilizando para la extracción de petróleo apunta a una peligrosa paradoja: tiene poco sentido que California, un estado considerado líder climático, permita que la industria petrolera use el agua que necesitan los campos y las ciudades para impulsar la extracción de combustibles fósiles que propagan el calentamiento global y que han agotado los depósitos de agua. Sin embargo, los expertos dicen que limitar el uso de agua de la industria petrolera requeriría una ley estatal.
Para hacer frente a las sequías excepcionales de este año, California aprobó medidas de emergencia de conservación del agua en junio y amenazó a los residentes con restricciones obligatorias, además de recortar las asignaciones del Proyecto de Agua del Estado que abastecen a 27 millones de residentes y cientos de miles de acres de campo.
“Estamos sufriendo una de las peores sequías que hemos tenido”, dijo Brian Gray, experto en gestión de agua del Public Policy Institute de California. “¿Por qué el agua del Proyecto de Agua del Estado se sigue destinando a la producción de petróleo y gas?”
Thomas Borch, un experto en el tratamiento y reutilización de agua producida en la Universidad Estatal de Colorado, espera que haya opciones de tratamiento más baratas para las compañías petroleras en el futuro. “Pero es difícil competir con el bajo costo del agua dulce”, dijo. “Aunque quizás eso ya no importe, ya que nos estamos quedando sin agua dulce”.
Uso de suministros de agua doméstica
En total, los registros de CalGEM indican que se inyectaron más de 681 millones de galones de agua de alta calidad de suministros domésticos en pozos de petróleo y gas en el condado de Kern entre 2018 y 2021. Pero a medida que Inside Climate News profundizó en los datos y preguntó a las compañías petroleras sobre el uso de agua, quedó claro que los datos de CalGEM están plagados de errores, lo que hace imposible determinar con precisión cuánta agua doméstica de alta calidad se ha utilizado para la extracción de combustibles fósiles.
Sentinel Peak Resources, un operador con sede en Colorado que se ha concentrado en adquirir y desarrollar pozos en California, contabilizó más de dos tercios del uso de agua de alta calidad, según los registros de CalGEM. Cuando Inside Climate News los abordó, la compañía cuestionó las cifras y adjudicó los errores en sus informes trimestrales a un aumento en el uso reportado en 2021. “Luego de una mayor investigación, parece que hay inexactitudes reflejadas en nuestros informes que exageran nuestro uso de agua dulce. Trabajaremos rápidamente para corregir este problema”, respondió un portavoz de la compañía. “El número informado de 2021 es inexacto”.
Un análisis adicional reveló claras discrepancias entre las cifras que Sentinel presentó en sus informes trimestrales y las de los informes mensuales que cubren los mismos períodos. De hecho, los informes mensuales de Sentinel no documentaron uso de agua de proveedores domésticos en ninguno de sus pozos, lo cual hace imposible conciliar los informes trimestrales y mensuales de la empresa.
Cuando se le preguntó a la compañía acerca del uso de agua de suministros domésticos, Chevron admitió que había utilizado cantidades sustanciales de agua surtida por el Distrito de Agua de West Kern, pero categorizó esa agua de alta calidad erróneamente como no apta para uso doméstico o agrícola en sus informes trimestrales a CalGEM.
“Seguimos investigando y tomaremos las medidas correctivas apropiadas”, dijo el portavoz de Chevron, Sean Comey, quien adjudicó el problema a errores de software. Señaló que el uso del agua doméstica de alta calidad por parte de la compañía en el condado de Kern había disminuido, de 369 millones de galones, en 2018, a alrededor de 20 millones de galones, en 2021. Comey agregó que Chevron suspendió el uso de agua de alta calidad para la extracción de petróleo a comienzos de 2021.
Aún así, al sumar los números corregidos de Chevron a los datos de CalGEM, la cantidad de agua de alta calidad de suministros domésticos utilizada para la extracción de combustibles fósiles en el condado de Kern, de 2018 a 2021, duplicó con creces a un total de más de 1,400 millones de galones. Eso es más de 5.5 millones de metros cúbicos, alrededor de 4500 acres-pie en las unidades preferidas por los legisladores, o lo suficiente para abastecer de agua a casi 2400 hogares durante el mismo período.
Los problemas revelados por el análisis y los informes de Inside Climate News reafirman las quejas sobre la calidad de los datos de CalGEM.
Preocupados por la disponibilidad de agua dulce durante la última sequía devastadora de California en 2014, los funcionarios estatales aprobaron el proyecto de ley 1281, con una actualización en los requerimientos para reportar el uso de agua de la industria petrolera. La ley obligó a las compañías a dar más detalles sobre las fuentes de agua que usan, información que CalGEM puso a disposición del público mediante informes trimestrales. Estos datos se utilizaron para el análisis de Inside Climate News.
Los informes trimestrales brindaron información única sobre el uso del agua en la industria, dijeron científicos del grupo no partidista California Council on Science and Technology (CCST) en un informe publicado el año pasado. Pero la revisión que realizó CalGEM alertó sobre “errores sistemáticos en la información”, que llevaron a un subregistro del uso de agua que hacía la industria. Múltiples problemas con la calidad de los datos “dificultaron un análisis preciso”, concluyeron los científicos.
El informe de CCST contiene “páginas y páginas” de recomendaciones para mejorar la precisión de los datos y cumplir con la ley, dijo Laura Feinstein, autora principal del informe y directora de políticas de sostenibilidad y recuperación de San Francisco Bay Area Planning and Urban Research Association (SPUR), una organización sin fines de lucro enfocada en políticas públicas. “No creo que hayan seguido ni una sola de ellas”, agregó.
Sin registros precisos, los entes reguladores estatales y defensores públicos no saben si la industria petrolera está utilizando cantidades excesivas de agua de alta calidad que deberían estar abasteciendo a ciudades y granjas—justamente, por esa razón los legisladores ampliaron los requisitos para el reporte de uso de agua.
El otoño pasado, el grupo ambiental sin fines de lucro FracTracker Alliance analizó datos de CalGEM para determinar cuánta agua estaba usando la industria petrolera en la región árida de California. El informe advirtió que los resultados deben ser “considerados mínimos” debido a numerosas omisiones en los datos y cantidades “muy diferentes” registradas en distintos informes para los mismos años.
El autor de ese estudio, Kyle Ferrar, coordinador de programas para la región occidental de FracTracker Alliance, dijo que es “increíblemente difícil” rastrear el uso de agua de la industria petrolera en California, incluso cuando se intensifica la competencia por los escasos suministros de agua. “Cuando los operadores de las compañías petroleras inyectan agua, desaparece para siempre, se elimina del ciclo del agua”, dijo.
Inside Climate News preguntó a CalGEM qué ha hecho la agencia para implementar las recomendaciones del informe de CCST para mejorar la calidad de sus datos. CalGEM no dio una respuesta clara.
“CalGEM se compromete a mejorar continuamente la recopilación y el análisis de datos. CalGEM se basa en ciencia sólida, que incluye el informe de CCST”, dijo la coordinadora de divulgación pública de CalGEM, Christina Jimenez, en un comunicado enviado por correo electrónico.
Fran Pavley, un exsenador estatal que redactó la ley que exige una mejor contabilidad del uso del agua en la industria petrolera, esperaba mejores resultados.
“Es importante, especialmente durante esta sequía prolongada, que cada gota de agua cuente”, dijo Pavley, quien presidió el Comité de Recursos Naturales y Agua del Senado estatal. “Yo redacté la ley estatal 1281 durante la última sequía para por lo menos brindar transparencia al uso del agua y las prácticas de eliminación de aguas residuales de la industria petrolera”.
Las cuencas más sobreexplotadas de California suelen encontrarse cerca de muchos de los yacimientos petrolíferos del estado. El monitoreo ha demostrado que esto afecta las aguas subterráneas, dijo Pavley. Este monitoreo cuidadoso los informes y la supervisión por parte de los reguladores “son esenciales”, agregó.
Preocupaciones persistentes sobre el arsénico
California se encuentra en el tercer año de otra grave sequía, profundizando las disparidades históricas en el acceso al agua potable limpia y segura para las comunidades del condado de Kern y otras partes de San Joaquin Valley. En Arvin, una pequeña ciudad de trabajadores agrícolas principalmente latinos, en el condado de Kern, el distrito de agua local finalmente cumplió con los estándares federales de nivel permisible de arsénico en el agua potable, al hacer nuevas perforaciones con la ayuda de $20 millones en fondos del estado. La exposición al arsénico está vinculada con el cáncer, trastornos de la piel, enfermedades cardíacas, diabetes, problemas cognitivos y otras afecciones graves.
Durante años, los suministros domésticos de agua de Arvin contenían niveles peligrosos de arsénico, probablemente provenientes de fuentes naturales que contaminaban las aguas subterráneas. Pero los científicos también han asociado la contaminación por arsénico de las aguas subterráneas a las operaciones de los yacimientos petrolíferos.
Extraer petróleo crudo notoriamente viscoso de los yacimientos envejecidos del condado de Kern requiere cada vez más agua para obtener la misma cantidad de petróleo. Los operadores petroleros en todo el estado producen más de 130 mil millones de galones de aguas residuales al año, y sus procesos de eliminación han contaminado los suministros de agua subterránea que ya de por sí están en peligro.
En los últimos dos años y medio, mientras que los pozos más profundos ayudaron a brindar agua potable segura a Arvin, las compañías petroleras inyectaron casi 20 millones de galones de aguas residuales en los pozos de eliminación del campo petrolífero que cubre la ciudad, según datos de CalGEM. Si esas aguas residuales se filtran, podrían causar reacciones químicas, liberando arsénico de los sedimentos y contaminando las aguas subterráneas.
El mes pasado, un informe fulminante del auditor estatal de California criticó a los reguladores del agua por el retraso en los esfuerzos para proporcionar agua potable limpia a Arvin y a otras ciudades con carencias económicas de Central Valley, poniendo en riesgo la vida de casi un millón de personas. Más de la mitad de las personas que no tienen agua potable, un derecho humano según la ley estatal, viven en cinco condados, incluyendo Kern. Los riesgos del agua potable contaminada y los costos de comprar agua cara afectan de manera desproporcionada a las comunidades de color.
Como presidenta del Committee for a Better Arvin (“Comité por un Arvin Mejor”), Estella Escoto ha luchado durante mucho tiempo por el derecho al agua limpia. Está orgullosa de uno de los primeros logros de esa lucha, cuando hace casi una década ayudó a instalar bebederos de agua filtrada y estaciones de llenado de botellas en escuelas locales. Pero muchos residentes de Arvin no se han enterado de que el agua del grifo ahora cumple con los estándares federales de arsénico, dijo Escoto, o no están convencidos por las garantías oficiales de que finalmente es seguro beberla.
Cuando Escoto se enteró a través de un organizador comunitario de que las compañías petroleras siguen usando suministros de agua domésticos de alta calidad en otras partes del condado de Kern para extraer combustibles fósiles, se enfadó. “Si tuviéramos información sobre esto”, dijo, “haríamos todo lo posible para asegurarnos de que no suceda”.
El presidente de la Junta de Supervisores del condado de Kern, Zack Scrivner, no respondió a múltiples solicitudes de Inside Climate News para explicar por qué el condado permite que la industria petrolera utilice su codiciado suministro de agua dulce.
Las compañías petroleras podrían mitigar el impacto que tienen en las aguas regionales con tratamientos que eliminan todos los contaminantes de las aguas residuales. Pero los tratamientos para producir agua de alta calidad pueden ser costosos, dicen los expertos, mientras apuntan a una solución más simple.
“Tienes el Proyecto de Agua del Estado que transporta agua de Sierra Nevada directamente al centro del valle”, dijo David Bunn, exdirector del Departamento de Conservación de California, que incluye a CalGEM. En lugar de abrumar a los pueblos de Central Valley con agua subterránea cargada de arsénico que no se puede beber, los reguladores deberían permitir que los pueblos aprovechen el agua limpia de Sierra Nevada, dice Bunn, aunque actualmente no existe la infraestructura necesaria.
Aun así, agregó Bunn, “el acceso a agua potable segura debería ser una prioridad principal del proyecto estatal”.
Gabriela Ojeda, residente de Arvin, piensa lo mismo. “Nos pidieron que usemos la menor cantidad de agua posible”, dijo. “Y están usando mucha agua para perforar. No parece justo”.
Un enfoque incoherente para la gestión del agua
Sin una reducción rápida en las emisiones de combustibles fósiles, los científicos dicen que las sequías de California empeorarán. Entonces, ¿por qué el estado permite que los suministros de agua cada vez más escasos se usen para la producción de petróleo y gas?
La respuesta sencilla: California no restringe el uso del agua por parte de las compañías de petróleo y gas. El estado más bien trata a la industria como un usuario de agua “beneficioso” como cualquier otro usuario industrial que genera valor económico por galón de agua (por ejemplo, creando empleos y contribuyendo a los ingresos estatales y locales).
El Departamento de Recursos de Agua, que supervisa las asignaciones del Proyecto de Agua del Estado, no tiene jurisdicción sobre el uso del agua por parte de la industria de petróleo y gas, dijo un portavoz de la agencia. Y la Junta Estatal de Control de Recursos de Agua regula la calidad del agua, no cuánta se usa.
California se considera un “gran estado regulador”, pero no cuantifica ni administra el agua de manera coherente, dijo Felicia Marcus, miembro del programa Water in the West de la Universidad de Stanford y expresidenta de la Junta Estatal de Control de Recursos de Agua.
Y nadie está asignando agua para un uso particular, dijo Marcus. Cuando se trata de aguas superficiales, “o tienes derecho al agua o no lo tienes”.
Y el poder de los reguladores para gobernar esos derechos recibió un duro golpe el lunes, cuando un tribunal de apelaciones dictaminó que la junta estatal de agua carece de autoridad para restringir el uso del agua a usuarios con derechos prioritarios.
La mayor parte del agua de alta calidad utilizada por la industria petrolera de California proviene del distrito de agua de West Kern, que depende principalmente del agua subterránea.
Pero antes de 2014, cuando se promulgó la Ley de Gestión Sustentable del Agua Subterránea (SGMA, por sus siglas en inglés), los reguladores no tenían autoridad para regular las aguas subterráneas.
La SGMA fue aprobada durante el pico de una sequía severa junto con una ley que amplió los requisitos para el reporte de uso de agua de la industria petrolera, y requiere que las agencias locales logren niveles sustentable de bombeo y reabastecimiento de las cuencas en condiciones de exceso de extracción para el año 2040.
En 2020, investigadores informaron que la disminución de las capas freáticas causadas por el bombeo de agua subterránea dejó sin agua a miles de pozos domésticos en el pico de la última sequía. Esos pozos se encontraban principalmente en el sureste de Central Valley, donde las compañías petroleras también extraen agua subterránea.
La mayoría de las fallas en los pozos ocurren en comunidades económicamente desfavorecidas, dejando a familias de pocos recursos con el gasto del agua embotellada cuando no sale nada del grifo.
“Es vergonzoso que esto esté sucediendo en California”, dijo el autor del estudio, Scott Jasechko, experto en recursos hídricos de la Universidad de California en Santa Bárbara.
Aun así, nadie sabe realmente cuánta agua se extrae de las cuencas agotadas, dijo Jasechko.
Eludiendo la revisión ambiental
En 2015, el ex gobernador Jerry Brown anunció “la meta más agresiva de cualquier gobierno en América del Norte”: reducir las emisiones de carbono al 40 por ciento de los niveles de 1990 para el año 2030.
El mismo año, los supervisores del condado de Kern, quienes han desestimado las contribuciones de los productores locales de petróleo al calentamiento global, votaron por unanimidad simplificar los permisos para decenas de miles de nuevos pozos de petróleo durante el mismo período.
Varios grupos rápidamente impugnaron la ordenanza de 2015 del condado, incluyendo el Comité por un Arvin mejor de Escoto, después de que una fuga de gas potencialmente explosiva obligó a ocho familias a evacuar por casi nueve meses.
“Es peligroso tener pozos en medio de los vecindarios”, dijo Escoto, frustrada de que estos peligros no sean obvios para los reguladores. “Estamos pidiendo protección humana básica. No entiendo por qué es tanto pedir”.
La impugnación señaló que la revisión ambiental del condado no tuvo en cuenta los graves efectos que tendría la expansión de las perforaciones en el suministro de agua, la calidad del aire y las tierras de cultivo, entre otros problemas.
La amenaza de contaminación de las operaciones de petróleo y gas en un estado de escasez de agua es una gran preocupación para Feinstein de SPUR, quien supervisó el informe de uso de agua de la industria petrolera de CCST. Sus miedos están bien fundados.
En un estudio publicado en la revista Environmental Science & Technology el año pasado, investigadores señalaron que la supervisión insuficiente de las prácticas de eliminación de desechos de la industria presentó amplios riesgos para las aguas subterráneas. En los pocos casos en que fueron monitoreadas, los impactos en las aguas subterráneas necesarias para los suministros municipales y agrícolas fueron considerados demasiado costosos de limpiar.
Keith Gardiner, un agricultor de almendras del condado de Kern de tercera generación, fue víctima de esa negligencia.
El problema comenzó cuando una compañía petrolera comenzó a inyectar aguas residuales en un viejo pozo de petróleo junto a la propiedad de Gardiner, contaminando su pozo de riego. “Sucede todo el tiempo”, dijo.
Gardiner tuvo que dejar de usar su pozo contaminado y perforar uno mucho más profundo. Llegó a un acuerdo con la empresa responsable, que cerró su pozo de eliminación, y su huerta se recuperó. Gardiner no dice más, citando una orden de mordaza.
“Te dirán que nunca se ha ganado o perdido una demanda por contaminación del agua”, dijo. “Eso es porque siempre llegan a algún arreglo ”.
Más tarde, Gardiner se enteró del plan del condado para acelerar los permisos con poca revisión ambiental, un esfuerzo encabezado por los principales grupos de presión de la industria petrolera, la Asociación de Petróleo de los Estados Occidentales y la Asociación de Petróleo Independiente de California.
El condado y las compañías petroleras estaban haciendo mucho más fácil obtener permisos, dijo Gardiner, “como si fueran tratos de venta libre”.
Pero el condado no tenía planes de remediar los daños causados por las operaciones petroleras, como lo exige la Ley de Calidad Ambiental de California, dijo Gardiner. Entonces presentó otra demanda, esta vez contra el condado, y pronto se unió con Escoto y sus aliados.
Kevin Slagle, portavoz de la Asociación de Petróleo de los Estados Occidentales, dijo que no podía comentar sobre un caso legal abierto.
El Comité por un Arvin Mejor acusó al condado de no tener en cuenta los efectos de las operaciones petroleras en la salud y seguridad de los residentes y en sus suministros vulnerables de agua, entre otros daños. “Tenemos que asegurarnos de que estas cosas no sucedan, porque no se están haciendo de manera segura”, dijo Escoto. “No nos sentimos seguros”.
Los funcionarios del condado proyectaron que la demanda de agua municipal e industrial de la industria petrolera alcanzaría casi 4 mil millones de galones en el año 2035, un aumento del 34 por ciento que afectaría significativamente los suministros de agua regionales. Pero decidieron no hacer ningún esfuerzo para mitigar esos impactos, sobre la base de que los métodos disponibles no son ni viables ni asequibles, incluso cuando reconocieron que “no había agua de sobra” en la región.
En 2020, un tribunal se pronunció a favor de Escoto y Gardiner y dictaminó que el condado de Kern había violado la ley ambiental de California al no mitigar estos impactos, entre otros daños.
El condado de Kern hizo otra revisión y volvió a aprobar su ordenanza, pero luego rápidamente “abrió la canilla de permisos”, dijo Kevin Bundy, socio de Shute, Mihaly & Weinberger. Bundy volvió a la corte en nombre de Gardiner en un caso con la coalición de Escoto. La apelación argumentó que el condado tenía que esperar hasta que el tribunal determinara si su nueva revisión cumplía con la ley ambiental estatal.
El tribunal se pronunció a favor y en junio ordenó a Kern que dejara de emitir permisos hasta que se tomara una decisión. Ese fallo se emitirá pronto.
El presidente de la junta, Scrivner, no respondió a la solicitud de comentarios sobre los planes de la junta.
Mientras los políticos locales y del condado estaban ansiosos por permitir que la industria petrolera extrajera más petróleo en violando la Ley de Calidad Ambiental de California, los reguladores del estado, que se jactan de su buena fe ambiental, no hicieron nada para intervenir.
“Este es un momento crítico para abordar tanto el cambio climático como los impactos de la industria de los combustibles fósiles en la salud pública y en la comunidad”, dijo Bundy. “Y es impresionante cómo la industria se está involucrando en todos los niveles del gobierno para mantener sus negocios”.
Inspira ver cómo la gente de Arvin se enfrenta a “una de las industrias más poderosas del mundo” y a sus aliados gubernamentales, dijo Bundy.
Escoto, por su parte, no descansará hasta que los reguladores se aseguren de que las aguas residuales de las compañías petroleras permanezcan lejos de los nuevos pozos de agua potable de Arvin, y ahorren agua de alta calidad para las muchas comunidades que la necesitan.
This article was translated to Spanish by Valentina Di Liscia. (@ dilisciavalen )
Esta nota fue traducida al español por Valentina Di Liscia.
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