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Un calor sofocante se cernía sobre los campos del Valle Central de California durante casi todo el mes de julio de 2019, cuando empleados agrícolas como William Salas Jiminez trabajaban bajo los implacables rayos del sol. Las temperaturas habían bajado de 99 a 95 grados Fahrenheit (37.2 a 35 grados Celsius) el último día del mes, cuando Salas, de 56 años y nacido en Puerto Rico, estaba instalando mangueras de riego en un huerto de almendros cerca de Arvin, en el extremo sur del valle.
Esa tarde, alrededor de la 1:30, se sentó a descansar. Cuando se levantó para volver a trabajar, colapsó de repente. Una hora y media después, estaba muerto. Los informes presentados a la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de Estados Unidos (OSHA, por sus siglas en inglés) dicen que Salas murió de un ataque cardíaco.
En el certificado de defunción de Salas aparece como causa inmediata de muerte la arteriosclerosis, un trastorno cardiovascular. Pero también se mencionan factores contribuyentes importantes, como la “exposición al calor extremo” y la obesidad. Tanto las enfermedades cardíacas como la obesidad aumentan el riesgo de sufrir un golpe de calor mortal.
No existe ninguna ley federal que proteja a los trabajadores del calor extremo, aunque OSHA propuso una norma en 2021, medio siglo después de que los funcionarios de salud pública recomendaran por primera vez que se establezcan medidas de precaución. California fue el primero de los cinco estados que aprobó reglamentos para proteger a los trabajadores del calor, y los requerimientos se consideran entre los más estrictos del país. Sin embargo, la norma no tiene en cuenta una amenaza creciente para los trabajadores agrícolas en un planeta cada vez más caliente: el peligro del calor combinado con el aire contaminado.
Según el informe anual de 2022 de OSHA en California, o Cal/OSHA, solo dos trabajadores agrícolas de California murieron por calor entre 2018 y 2022.
Pero una revisión de Inside Climate News de los registros federales de muertes de trabajadores agrícolas, junto con datos de temperaturas y calidad del aire, sugiere que las cifras podrían ser mucho más altas. Decenas de trabajadores agrícolas murieron en California entre 2018 y 2022, cuando las temperaturas superaron el límite por encima del cual los empleadores deben cumplir con los requisitos para el calor de California. Todas estas muertes ocurrieron en condados con contaminación atmosférica persistente.
Ochenta y tres de los 168 trabajadores agrícolas que murieron repentinamente en el trabajo en California, entre 2018 y 2022, fallecieron cuando las temperaturas superaron los 80 grados Fahrenheit (26.7 grados Celsius) en las 24 horas de su muerte. Esta es la temperatura límite que desencadena los requerimientos para el calor en ese estado, entre ellos que los empleadores garanticen el acceso a agua potable fresca, sombra y periodos de descanso para refrescarse. Treinta y seis de estos 83 trabajadores murieron por ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares u otras enfermedades cardiovasculares, trastornos médicos subyacentes no especificados, o por “causas naturales” o desconocidas. Doce personas murieron de afecciones respiratorias, incluyendo Covid-19, y una murió por sobredosis de metanfetamina. Los 34 trabajadores restantes murieron a causa de lesiones relacionadas con accidentes. Se sabe que el estrés térmico aumenta el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares y respiratorias incluyendo Covid-19, consumo de drogas y accidentes laborales.
En tres casos, dentro de las 24 horas de la muerte, la calidad del aire medida por las pequeñas partículas dañinas llamadas PM2,5 se consideraba “insalubre para grupos sensibles”. Esto significa que las personas con afecciones cardíacas o pulmonares subyacentes deben reducir las actividades prolongadas o intensas a la intemperie. Pero incluso en los casos donde la calidad del aire era normal al morir los trabajadores por calor, todos los condados donde ocurrieron los incidentes recibieron una mala calificación de contaminación por partículas a corto plazo, según el informe “State of the Air” de la Asociación Estadounidense del Pulmón.
Los científicos están adquiriendo más información sobre la compleja combinación de factores que interactúan con el calor para causar enfermedades y la muerte. Saben que los trabajadores pueden morir por insolación incluso cuando las temperaturas están por debajo de los 80 grados Fahrenheit. Saben que los registros actuales subestiman enormemente el número de trastornos y muertes relacionados con el calor. Asimismo, han descubierto que la exposición simultánea y a corto plazo al calor y a la contaminación por partículas, ambas mortales por sí solas, puede ser especialmente letal.
Se necesitaría un estudio riguroso para determinar si fue el calor o la contaminación del aire lo que provocó las muertes identificadas por Inside Climate News, pero está claro que los trabajadores agrícolas de California enfrentan un alto riesgo, dijo Paul English, epidemiólogo ambiental y director de la iniciativa “Tracking California” del Public Health Institute, un proyecto para mejorar la salud pública.
La literatura científica muestra que las altas temperaturas hacen que el corazón trabaje más, dijo English. “Y cada vez hay más investigaciones que vinculan la contaminación atmosférica y las partículas contaminantes con los ataques cardíacos y con las hospitalizaciones y visitas a salas de emergencia por ataques cardíacos”.
La incidencia de ataques cardíacos mortales, accidentes cerebrovasculares y otras enfermedades cardiovasculares relacionadas con las altas temperaturas se multiplicó por siete a nivel mundial, entre 1990 y 2019, informaron los investigadores en el European Journal of Preventive Cardiology en octubre. Exponerse a altos niveles de contaminación por partículas finas durante solo unas pocas horas puede provocar muertes relacionadas con enfermedades cardiovasculares.
Las partículas finas pueden interactuar con las altas temperaturas y duplicar el riesgo de ataques cardíacos fatales, comparado con el riesgo asociado con cada factor por separado, según un estudio reciente en China publicado en la revista Circulation. Los investigadores advirtieron que no está claro si los resultados se aplican a otras regiones geográficas, pero el estudio corrobora la evidencia existente de que la exposición simultánea al calor y a la contaminación aumenta el riesgo de muerte. El valle de San Joaquín, donde ocurrieron tres cuartas partes de las muertes, tiene la peor contaminación PM2,5 del país.
“Es difícil decir qué aspecto provocó un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular, específicamente”, dijo Sameed Khatana, cardiólogo e investigador en la Escuela Perelman de Medicina de la Universidad de Pensilvania. Pero a partir de los datos de población, dijo, está claro que en las épocas de calor extremo o alta contaminación ambiental “más personas parecen morir de ataques cardíacos, y también de otras causas”.
Un portavoz del Departamento de Relaciones Industriales de California, que alberga a Cal/OSHA, no respondió a la pregunta de si la agencia modificará sus normas dada la nueva evidencia de que la exposición simultánea al calor y a la contaminación PM2.5 duplica las tasas de mortalidad. Pero dijo que Cal/OSHA sigue imponiendo sus reglas para la prevención de enfermedades relacionadas con el calor y para la protección contra el humo de los incendios forestales, que emite partículas PM2.5.
Para Daniel Smith, profesor asistente de la Facultad de Enfermería de Villanova University, determinar si el calor influyó en la muerte de una persona es como la pregunta del huevo o la gallina.
“Si la persona no hubiera estado trabajando en el calor, probablemente nunca se habría muerto de infarto de miocardio, de insuficiencia renal, de deshidratación o de insolación”, dijo Smith.
Sobrepasando los límites fisiológicos
El valle de San Joaquín es la región agrícola más productiva del mundo. Pero el aumento de las temperaturas y la contaminación ambiental persistente lo convierten en un lugar cada vez más peligroso para trabajar.
En poco más de cuatro semanas durante el mismo mes de 2019 en el que murió Salas, otros cinco trabajadores agrícolas murieron súbitamente cuando las temperaturas estaban entre 85 y 95 grados Fahrenheit (29.4 y 35 grados Celsius) en condados donde la calidad del aire es notoriamente mala.
A las 6 de la mañana del 18 de julio, un hombre de 63 años se subió a un tractor para rociar con pesticida los campos y luego, al comienzo de la tarde, estacionó junto a un campo de maíz. Cuando no regresó a su casa después de terminar su turno, sus familiares, preocupados, salieron a buscarlo. Todavía hacían más de 90 grados Fahrenheit (32.2 grados Celsius) pasadas las 8 de la noche, cuando encontraron su cuerpo en el campo de maíz. No se dio a conocer la causa de su muerte. Tres días antes, un hombre de 50 años estaba cortando malezas en un viñedo de uvas pasa antes del almuerzo cuando comenzó a sentirse mal y se sentó a descansar. Minutos después, su supervisor lo vio boca abajo entre las vides. Los registros de OSHA dicen que murió de un paro cardíaco. En la tarde del 5 de julio, un adolescente había estado conduciendo un tractor y este lo atropelló y lo mató, tres semanas antes de cumplir 19 años. Nadie sabe cómo se bajó del tractor. Apenas dos semanas antes, una mujer se descompuso mientras trabajaba en una viña y entró en coma tras sufrir convulsiones de camino al hospital. La joven de 20 años murió en el hospital a causa de un aneurisma cerebral, dijeron los investigadores. Menos de 24 horas antes, un hombre de 30 años que estaba podando pistacheros paró para beber agua y descansar en su camioneta, donde falleció. Los registros de OSHA dicen que fue un ataque cardíaco.
“Lamentablemente, no es sorprendente escuchar de tantas muertes de trabajadores agrícolas que probablemente estén relacionadas con las condiciones de su lugar de trabajo, incluyendo el calor excesivo y la contaminación ambiental”, dijo Mayra Reiter, directora de proyectos de Seguridad y Salud en el Trabajo para la organización sin fines de lucro Farmworker Justice.
El trabajo agrícola ya es una de las ocupaciones más peligrosas, y ahora el cambio climático lo está haciendo aún más riesgoso, dicen defensores como Reiter.
Es probable que los días de calor extremo en el valle se multipliquen por siete, de acuerdo con las predicciones de la Cuarta Evaluación del Cambio Climático de California. Repetidamente, sus condados no cumplen con los estándares federales para la contaminación por partículas.
La contaminación PM2,5, una mezcla de partículas finas tan pequeñas que no se pueden ver con un microscopio tradicional, es el resultado de la quema de combustibles fósiles de los vehículos, las fábricas y las centrales eléctricas y la quema de leña en los hogares, de las emisiones del sector agrícola y de los incendios forestales, entre otros.
Las partículas finas pueden permanecer en el aire durante semanas, alojarse en las zonas más profundas de los pulmones, entrar al torrente sanguíneo y dañar casi todos los órganos del cuerpo, incluyendo el cerebro, lo cual aumenta el riesgo de enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular mortales.
“Cada vez hay más evidencia de que probablemente no exista un nivel seguro de material particulado”, dijo Khatana, de la Universidad de Pensilvania.
El calor obliga al cuerpo a esforzarse para mantener su temperatura interna, lo cual resulta en una sobrecarga para los pulmones, el corazón y los riñones. El corazón bombea más fuerte y más rápido a medida que los vasos sanguíneos se dilatan y la presión arterial disminuye, reduciendo el flujo sanguíneo y el oxígeno al cerebro y aumentando el riesgo de sufrir una insuficiencia respiratoria o un ataque cardíaco mortal.
Una revisión de 2021 sobre los riesgos del calor para la salud, publicada en The Lancet, informó que los efectos del calor en los pulmones y el corazón, combinados con enfermedades cardiovasculares y respiratorias preexistentes y la contaminación ambiental elevada, son las principales causas de muerte durante las olas de calor.
Los investigadores apenas están empezando a comprender la prevalencia de estas afecciones en los trabajadores agrícolas. En una encuesta del Merced Community and Labor Center de la Universidad de California publicada en febrero, más de un tercio de los trabajadores agrícolas de California calificaron su salud como regular o mala. Los resultados de la encuesta respaldan investigaciones anteriores, que mostraron una mayor prevalencia de enfermedades crónicas en los trabajadores agrícolas. Estas afecciones preexistentes, que incluyen presión arterial y colesterol elevados, diabetes, obesidad y asma, profundizan su vulnerabilidad al calor.
Smith, de Villanova University, dijo que es fundamental reconocer el peligro que representa el calor para las personas con afecciones preexistentes. “Los trabajadores deberían poder trabajar y ganarse la vida en un entorno que sea seguro para ellos, incluso si tienen una arritmia subyacente”.
California Farm Bureau, la Oficina Agrícola de California, no respondió a una solicitud de comentarios, pero dice que los productores deben implementar sistemas para contactar a equipos de emergencia en casos de estrés térmico.
El calor también puede aumentar la evaporación de los pesticidas, lo que lleva a aplicar más cantidad y, como consecuencia, a una mayor exposición a agroquímicos.
Agravando sus riesgos, los trabajadores que alimentan el mercado agrícola de 37 mil millones de dólares de la región ganan tan poco (un salario anual promedio de 21.915 dólares en 2019, según un estudio del Centro Laboral de UC Merced) que a menudo siguen trabajando incluso cuando el calor y el aire insalubre amenazan sus vidas.
“Es muy fácil olvidar que hay personas detrás de los alimentos que consumimos todos los días”, dijo Kristina Dahl, científica climática del grupo sin fines de lucro Union of Concerned Scientists (la Unión de Científicos Conscientes). “Tenemos que encontrar formas de proteger a estos trabajadores, pero también encontrar más humanidad en nosotros mismos para reconocer y no aceptar el costo asociado con nuestra comida”.
“La punta del iceberg”
La muerte por insolación en personas que trabajan a la intemperie ha aumentado en las últimas dos décadas, junto con las temperaturas cada vez más altas debido a la quema de combustibles fósiles. El riesgo de muertes relacionadas con el calor es más de 35 veces más alto para los trabajadores agrícolas que para otras ocupaciones, según un análisis de 2016 de estadísticas laborales federales.
La Oficina de Estadísticas Laborales, que documenta las muertes, lesiones y enfermedades laborales relacionadas con el calor, ha registrado alrededor de 40 muertes anuales en los últimos años, dijo Rosemary Sokas, médica y experta en salud ocupacional de la Universidad de Georgetown, en un podcast de New England Journal of Medicine en octubre. “Pero esa es la punta del iceberg”.
Por un lado, las estadísticas de la oficina excluyen campos con menos de 11 empleados y no tienen en cuenta que la mayoría de los empleos agrícolas son de medio tiempo. Además, el número de “resbalones, tropezones y caídas”, que causan unas 700 muertes al año en todas las ocupaciones, no están incluidos en los datos de muertes por calor que proporciona esa oficina, explicó Sokas. Tampoco las lesiones mortales ni los accidentes que ocurren cuando los trabajadores sufren un golpe de calor.
Al mismo tiempo, el número de accidentes en el trabajo aumenta con la temperatura a medida que las personas se vuelven cada vez más débiles, fatigadas, descoordinadas y desorientadas. Los estudios muestran que el estrés térmico afecta la función cognitiva, la concentración y el tiempo de reacción, lo que provoca lesiones mortales y accidentes, como caerse de una escalera mientras se cosecha fruta.
La Oficina de Estadísticas Laborales podría estar omitiendo miles de enfermedades relacionadas con el calor en todos los trabajos, según un análisis de casi dos décadas de reclamos de compensación laboral. Se presentaron hasta seis veces más reclamos por enfermedades relacionadas con el calor en California (tanto al intemperie como adentro) de los que registró la oficina mencionada.
Según los resultados preliminares de una revisión similar de reclamos de compensación de trabajadores de California, las altas temperaturas provocan aproximadamente 20.000 lesiones adicionales al año. Esta cifra incluye lesiones aparentemente no relacionadas con la temperatura, como mutilarse una extremidad con una maquinaria o ser atropellado por un vehículo.
La evidencia sugiere que el número real de enfermedades relacionadas con el calor puede ser 10 veces mayor que lo que dice el registro oficial, advirtió en septiembre Jisung Park, investigador de políticas públicas de la Universidad de California en Los Ángeles, quien dirigió el estudio, durante una reunión con un nuevo comité exigido por el estado para evaluar los efectos del calor. “No son sólo las enfermedades causadas por el calor lo que debería preocuparnos”, dijo Park, “sino también una gama mucho más amplia de accidentes aparentemente no relacionados que, sin embargo, son más frecuentes debido a las temperaturas más altas”.
Más de las tres cuartas partes de los accidentes que mataron a trabajadores agrícolas de California entre 2018 y 2022 involucraron accidentes fatales con tractores, maquinaria agrícola o productos químicos tóxicos.
“Los funcionarios federales de OSHA argumentaron, durante todo el proceso de reglamentación que se ha desarrollado a lo largo de dos años, que los datos disponibles están subestimados”, dijo Juanita Constible, defensora principal de clima y salud en el Consejo para la Defensa de Recursos Naturales (NRDC, por sus siglas en inglés).
La falta de datos confiables se debe en parte a la carencia de informes por parte de los empleadores y de los trabajadores, que temen perder su trabajo o ser deportados, en el caso de los que son indocumentados, dijo Constible en un informe de NRDC publicado el año pasado. Aunque los trabajadores indocumentados de California tienen derecho a prestaciones de compensación laboral, muchos desconfían del sistema. Temen que cualquier reclamo sea usado en su contra, o no tienen el conocimiento necesario para presentarlo.
Como no existe un criterio estandarizado para clasificar las muertes relacionadas con el calor, los médicos forenses pueden decir que un trabajador murió de un ataque cardíaco o un trastorno similar, cuando la verdadera causa o factor agravante puede haber sido el calor, según un memorando de OSHA sobre esfuerzos para reducir estos incidentes.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estiman que alrededor de 700 personas mueren por exposición al calor en los Estados Unidos cada año. Pero esta cifra está basada en los registros de muertes, y cuando los investigadores miran más allá de lo que está documentado en los certificados de defunción, ven una incidencia mucho mayor de muertes asociadas con el calor, dijo Khatana, de la Universidad de Pensilvania.
“Estudios como el nuestro sugieren que el número de muertes podría ser de 2.000 o más al año”, dijo Khatana, refiriéndose a una investigación sobre el exceso de muertes asociadas con el calor extremo en adultos estadounidenses publicado el año pasado en JAMA Open Network. “Otros estudios estiman que los niveles son aún más altos”.
Khatana y sus colegas demostraron que en la mitad de esas muertes, el calor desencadenó ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Falta de cumplimiento
Los trabajadores agrícolas son especialmente vulnerables a las muertes relacionadas con el calor, porque su salario suele depender de cuánto cosechan.
Pero la norma de California no explica los pasos que los empleadores deben tomar para que los trabajadores se adapten al calor, ni qué tan cerca debe estar el acceso al agua y a la sombra, dijo Constible, de NRDC. “Esto es un problema para los empleados agrícolas, que trabajan en campos grandes donde toman descansos cortos y tienen que conseguir un poco de agua rápidamente y regresar a donde estaban”.
Además, alrededor de un tercio de los trabajadores agrícolas hablan lenguas indígenas, como el mixteco o el triqui, y no dominan ni el inglés ni el español. No suelen recibir capacitación sobre el calor en su idioma ni presentar quejas si su empleador no les proporciona suficiente tiempo para descansar o acceso a sombra y agua.
Eso significa que los trabajadores pueden no reconocer las señales de estrés térmico peligroso, como el ritmo cardíaco acelerado, la sudoración intensa o los dolores de cabeza, dicen los defensores.
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Donate NowLos inspectores de Cal/OSHA deben garantizar que los empleadores implementen planes de prevención y capacitación para proteger a los trabajadores de las enfermedades por el calor. Sin embargo, la agencia cuenta con solo 14 inspectores hispanohablantes para todo el estado, y ninguno que hable una lengua indígena, según Garrett Brown, un ex investigador de Cal/OSHA. Brown se jubiló en 2014 y hace seguimiento de lo que él llama la decadencia de la agencia.
Las oficinas estatales tienen una grave escasez de personal, con más de 100 puestos vacantes desde octubre para las posiciones de “field enforcement”, cuya responsabilidad es hacer cumplir las normas laborales, dijo Brown. Incluso si se llenaran todas las vacantes, Cal/OSHA tendría sólo un inspector por cada 110.000 trabajadores, una proporción que Brown calificó de “ridícula”.
Algunos distritos tienen un 60 por ciento de vacantes, dijo Brown. “Eso significa que no hay ningún tipo de cumplimiento de la ley”.
Un portavoz del Departamento de Relaciones Industriales dijo que Cal/OSHA está “diligentemente” contratando personal de salud y de seguridad para realizar inspecciones en todo el estado. El portavoz señaló que es difícil reclutar y retener expertos calificados.
Incluso cuando se hace cumplir la ley, las multas son demasiado bajas y las sanciones penales demasiado débiles como para disuadir a los empleadores que prefieren economizar en vez de proteger a sus trabajadores, según argumentaron dos ex administradores principales de OSHA en un análisis publicado en el American Journal of Public Health en 2020.
Las multas asociadas a casi 1.000 citaciones por calor emitidas a empleadores agrícolas en California desde 2018 fueron reducidas en casi un tercio de los casos, de un promedio de $2,616 a un promedio de $1,645, según una revisión de datos de Cal/OSHA realizada por Inside Climate News. Más de 215 empleadores tuvieron al menos dos infracciones.
“Las penalidades, y el nivel de cumplimiento de la ley, simplemente no alcanzan para mantener seguros a los trabajadores”, dijo Constible, quien examinó las citaciones y sanciones de OSHA contra los empleadores que violaron las normas de protección contra el calor de California, para el informe del NRDC.
Las multas asociadas con estas infracciones están determinadas por reglamentos, y los empleadores tienen derecho a impugnar cualquier citación o sanción, dijo un portavoz del Departamento de Relaciones Industriales. Fundamentalmente, añadió el portavoz, “los empleadores son responsables de mantener un lugar de trabajo libre de riesgos de salud y seguridad”.
Sin embargo, opina Constible, Cal/OSHA no está haciendo lo suficiente para abordar el patrón de “uso y abuso de los trabajadores”. Aunque es un problema en todo el país, dijo, “esperaba más de California”.
Está claro que Cal/OSHA tiene que hacer más inspecciones para asegurarse de que los empleadores estén cumpliendo con las normas de seguridad del calor de California y que los trabajadores tengan las protecciones que la ley establece, dijo Reiter, de Farmworker Justice.
“Lo que está pasando en California probablemente también esté ocurriendo en estados que no cuentan con reglamentos para proteger a los trabajadores del calor, lo cual indica que necesitamos una ley federal urgentemente”, dijo Reiter. “Los trabajadores agrícolas no deberían tener que morir para que nosotros podamos comer”.
This reporting was supported with funding from the USC Annenberg Center for Health Journalism 2023 California Health Equity Impact Fund.
Esta nota fue financiada por el 2023 California Health Equity Impact Fund, un fondo del Centro Annenberg para el Periodismo de la Salud de la Universidad del Sur de California.
This article was translated to Spanish by Valentina Di Liscia. (@dilisciavalen)
Esta nota fue traducida al español por Valentina Di Liscia.
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